jueves, 30 de mayo de 2013

Averno





Esta mañana me cuesta más… es difícil lograr una expresión normal pero, es tan importante para trabajar sólo: ¿Cómo confiar en los que son como yo? El detalle. El detalle puede delatarte, aquel día casi todo se va al traste por el pantalón, nadie había visto uno igual, no habían nacido cuando todos teníamos uno. Ya está allí el acceso a la estación de Badal, cuando bajo a las entrañas de la tierra todo cambia, estoy mejor… sin prisas, no mirar a la cámara de seguridad, naturalidad.
Perfecto, el andén lleno de gente, casi no se ve el suelo. Bien, aquí hasta el leve aroma a azufre se mitiga, huele, sobre todo, a parada de metro. Ojos, ojos, ojos, tengo que buscar la luz en los ojos. Los niños y jóvenes casi siempre la tienen, no está tan usada pero no se desprenden de ella tan fácilmente. Al fondo hay una. Sí, y está sola. Se les nota en la cara, no sólo es la luz en los ojos; es todo. De hecho, cuando no la tienen se vuelven grises, masa.
Vale, ya estoy al lado, esperar que venga el metro y subir al mismo vagón. Casi me quedo fuera pero mejor porque estamos pegados. Me ven pero no me miran, ahora!... Ya está, ya la tengo, otros ojos sin luz. ¿Qué queréis? ¿No tenéis suficiente con el Universo? Las entrañas del mundo eran para nosotros. Me bajo en Sants, no se nota que la llevo, ella no notará que la ha perdido. Hoy ha ido bien, he cumplido, he conseguido otra alma.

2008

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