martes, 4 de junio de 2013

De la estructura al gas

… con esta operación se da por desarticulada… Una organización criminal… la infraestructura del grupo…Expresiones como éstas, habitualmente aparecen en los medios de comunicación. ¿Pero, este lenguaje policial y “sucesero” el idóneo para trasladar la realidad criminal del Siglo XXI?

Se enfatiza enmarcando el delito y el delincuente en ocultas estructuras. A veces se alude a jerarquías que van más allá; son lasinfraestructuras que están ocultas a la mirada, en un submundo. Para añadir el apellido de organizado al crimen se le exige permanencia en el tiempo, jerarquía e incluso una división del trabajo (reminiscencias ideológicas decimonónicas).  Es evidente que hubo/hay un contagio lingüístico del ámbito empresarial al policial.

Sin embargo, el concepto empresarial ha evolucionado, el lenguaje policial vemos que se ha estancado, ¿se ha estancado también el concepto criminal? Más bien no se ha diseñado una herramienta idónea capaz de trasladar a la ciudadanía la realidad criminal a la que sus policías se enfrentan.

Dos personas en Boston paralizan una nación entera. Otros dos individuos en Londres armados con un cuchillo tienen la capacidad de aterrorizar a toda una sociedad. Pero tienen otra arma, el canal. El canal a través del cual desarrollan su capacidad de aterrorizar. La transmisión de información directa y sin censuras a todo el mundo. “Pensar globalmente, actuar localmente”. La globalidad. Y “suceseros”, y policías se aferran al primer concepto que pillan, “el lobo solitario”. Bueno, vale para algunos titulares. Pero ¿profundizamos?

Bauman es un sociólogo y filósofo polaco, conocido por acuñar el término “modernidad líquida”. Para Bauman el cambio social es necesario y, además, un proceso dinámico. Contrapone una sociedad sólida y una sociedad líquida. La sociedad sólida se basa en la seguridad, los contenidos y los valores. La sociedad líquida se fundamenta en la movilidad, la incertidumbre, la relatividad de los valores, la flexibilidad y la adaptación. La vía del cambio es para este sociólogo la única posible para evitar los conflictos sociales y mejorar la capacidad de adaptación al futuro.

Y para una sociedad líquida, una “seguridad líquida”. Se ha utilizado alguna ocasión el concepto “terrorismo líquido”. Pero, ¿ha evolucionado el crimen organizado a una fase líquida? O siguiendo con la analogía ¿puede evolucionar a otra fase? o más bien se observan en ciertos grupos elementos sólidos, líquidos y gaseosos a la vez.

El mundo líquido es adaptativo. La criminalidad líquida debe ser adaptativa. El terrorismo puede ser líquido  porque es efectivo, porque actúa en un mundo líquido que es transitorio, volátil, incierto, e imprevisible. Incluso los valores. El terrorismo líquido impacta. “El agua no horada la roca por su fuerza sino por su constancia”.



El crimen organizado no busca el impacto. Busca la penetración. El gas. Para lograr las cotas más altas de eficiencia, el crimen organizado penetra en administraciones públicas y privadas, subrepticiamente trata de anular las instituciones. Planta cara veladamente, y en ocasiones de forma manifiesta, a su principal enemigo: los estados, los garantes de la seguridad pública.

El líquido se ve. El gas no. La corrupción no se ve. El terrorismo no corrompe, el crimen organizado, sí. Si frente al terrorismo la herramienta es la “seguridad líquida”, frente al crimen organizado la herramienta debe ser la “seguridad gas”.

¿En que consiste la seguridad gas? En primer lugar, localizar los focos emisores e interrumpir el flujo. A continuación, “sellado de grietas” para evitar filtraciones. Y por último, abrir puertas y ventanas para que el gas tóxico salga. Si no se hace esto ante una emisión de gas las consecuencias pueden ser: muerte por inhalación (o llamada “muerte dulce” por ausencia de dolor o síntomas a de alarma); muerte por explosión. El crimen organizado puede hacer desaparecer el Estado por “muerte dulce” o por explosión.

¿Cómo se traslada al mundo policial esta evidencia? Eliminando burocracias, rigideces, procedimientos. Flexibilizando estructuras organizativas internas, llegando a poder deshacerlas para construir algunas “ad hoc”. Conseguir el trabajo en red y de ahí evolucionar a conceptos rizomáticos. Evolucionar de implicar al mayor número de actores a definir actores específicos para situaciones específicas… entre otras muchas más medidas que podrían ser objeto de otros estudios.

Pero, como en todo, hay que empezar por el principio. En una guerra clásica es fácil determinar el ganador. ¿Y en ésta? En todas las grandes guerras aparecen nuevas armas. En esta guerra, que se libra en lo global, la principal arma es la comunicación y el lenguaje. Hay que inventar nuevas formas de comunicación y nuevos lenguajes. Quien lo haga vencerá sin necesidad de … la mayor operación de … … difícil desarticulación de infraestructuras 


Daniel Baena

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