domingo, 7 de abril de 2013

A borbotones



No podía ver, olía mi propia sangre. Que pasó? Le quité el pelo lleno de sangre de la cara. Tan pequeña y cómo robaba el poco aire que podía de esta mierda de mundo. Gritaba. Horror de dolor. No venía nadie. Ayuda. No sabía. No sufras pequeña. Que hago? No podía ver. La sangre de mi cara caía sobre la suya. Que no le caiga en la boca. La tortura de respirar. Lloraba. La miré. Imposible que sobreviva. Dolor. Hijos de puta, daros prisa. Mi niña. Dios, quítale esto. Papá no puedo más. Me duele. Que hago? que hago?. Que no sufra. Que no sufra. Que no sufra. La bese. La manché con mi sangre y mis lágrimas. No sufrirás más. La miré. Te quiero. Le tapé la nariz y la boca, eran tan pequeñas!. Que no sufra. Aparté la mirada. Se movió poco, un leve pataleo. Por fin. La Paz. Cómo me duele. Te quiero. Ya no te duele. Descansa.
- Aguanten, ya estamos aquí.
No. No. No. No. No. La pistola. La pistola. No, no es verdad. Que he hecho. Clac, clac. Voy contigo hija.

No hay comentarios:

Publicar un comentario