¿Cómo han modificado las nuevas tecnologías
los delitos privados? Cuando se inicia una investigación hay que dibujar unas
líneas generales sobre las que, presumiblemente, puede discurrir. ¿Afecta el
contexto de internet al diseño general de una operación? Centrando la atención
en determinados tipo de delitos contra las personas en el entorno de internet,
este artículo quiere servir como reflexión que permita a los Guardias Civiles
abordar, sin complejos, este tipo de investigaciones.
Propondré
una hipótesis de partida. Definiré un simple marco teórico, desde un plano
ideal, recalcando ya, que en la vida real no existen formas puras sino
tendencias que derivan hacia un concepto u otro. A continuación, usando las
herramientas de la investigación cualitativa, intentaré verificar la hipótesis
basándome en un caso real investigado por mi Unidad. Para terminar, unas
conclusiones inviten a profundizar en el estudio sobre la investigación en
entornos virtuales.

No
hay nada nuevo en las relaciones sociales. Ha irrumpido un nuevo espacio de
desarrollo gracias a las nuevas tecnologías. Un espacio intuitivo, atractivo,
veloz gracias a las redes sociales, y sin controles, donde los jóvenes tienden
a desarrollar más sus relaciones sociales. Y donde los mayores buscan, en la
mayoría de los casos, complementariedad a sus relaciones en el espacio físico.
El desarrollo de las nuevas tecnologías, no ha separado sectores por edad de
población, pero ha subrayado la diferencia. Ha surgido el peligro de la brecha
tecnológica en el seno de las familias. Emerge el peligro de que los más
jóvenes se desarrollen en el espacio virtual sin las garantías y protección que
los mayores ofrecen en el espacio físico.
Ahora
determinaré varios conceptos, y delitos más frecuentes. Con ciberbulling o
ciberacoso me refiero al acoso entre iguales en el entorno de las nuevas
tecnologías, incluyendo chantaje, vejaciones e insultos de niños a otros niños.
Con grooming, acoso ejercido por un adulto. Se refiere a acciones realizadas
deliberadamente para establecer una relación de control emocional sobre un menor
con el fin de preparar el terreno para el abuso sexual. En el espacio físico,
el acoso entre iguales se puede producir en el patio de un colegio. El abuso
sexual de menores en el espacio físico precisando, también, control sobre el
menor por parte del adulto.
En
estas actividades se aprecian, entre otros, delitos de amenazas, coacciones,
injurias y calumnias para el ciberbulling. Para el grooming: exhibicionismo,
difusión de contenidos pornográficos y corrupción de menores. Puesto que en el
espacio virtual el control físico no es posible; la clave de bóveda para la
comisión de delitos en este entorno es la confianza. Por ejemplo, el modus
operandi en grooming consiste en: generar confianza; conseguido un entorno desinhibido provocar actos íntimos cuya publicidad
pueda generar sensación de perjuicio a la víctima; grabar los actos; solicitar
más actos u otros de contenido pornográfico; en caso de negativa, doblegar la
voluntad de la víctima mostrándole el material que se posee y posibilidad de
difundirlo.
Sobre
el caso real de una investigación en el espacio virtual, buscaré contenidos de
las relaciones sociales que derivan en delitos, que sean iguales a relaciones
desarrolladas en el espacio físico. La operación la llamamos Tuenvir porque los delitos se estaban
cometiendo en la red social Tuenti. Se detecta que perfiles de cuentas de
Tuenti estaban siendo utilizados por alguien distinto al usuario. Es decir,
alguien se hacía pasar por otra persona para realizar actos en internet; como
los atracadores de bancos que se caracterizan con ropas, postizos o incluso
máscaras para ocultar su identidad bajo otra. Detectamos el delito cuando se
toma declaración a los afectados. En algunos casos, el que se hacía pasar por
el usuario insultaba a los amigos de éste, en un principio sólo por diversión.
El ofendido al extrañarse de la actitud de su amigo se ponía en contacto con él
y se descubría la suplantación. Aunque no sucedió en este caso, la situación
entraña riesgo por el potencial delictivo que tiene. Por ejemplo, se podía
pedir dinero a familiares aprovechando la confianza. Este caso sería algo
parecido al phising.
Estuvieron
afectadas unas 355 cuentas de Tuenti a las que se accedió de forma fraudulenta
en 1010 ocasiones. Nuestra investigación empieza el 16 de junio de 2010 y
finaliza el 16 de octubre de 2010. Identificamos a 50 víctimas, al resto no se
les localizó (más adelante diré porqué).
Para
el uso de la cuenta, se utiliza un virus que se difundía a través de los
perfiles. Una vez instalado, se tiene total acceso de Tuenti. En el espacio
físico se precisa acceder a través de puertas, o ventanas a domicilios para
obtener el botín del robo, pero en lugar de virus se utilizan ganzúas o llaves
falsas.
Identificadas
las cuentas de usuarios y víctimas empezamos a tomarles declaración a aquellos
que atendieron a nuestro requerimiento. La mayoría eran menores, por lo tanto,
manifestaban en presencia de los padres. Casi todos decían que no se habían
bajado el virus, (cuantas pequeñas estafas en el espacio físico no se denuncian
por no reconocer que se ha sido víctima de un engaño), ¿por qué? El virus era
un programa para ver películas pornográficas en internet gratis y por eso, los
menores ante la presencia de los padres no querían reconocerlo. Y por esta
razón tampoco acudieron todos los afectados. Motivación sexual en el espacio
virtual igual que la motivación sexual en el espacio físico para determinadas
actividades.
El
delincuente también accedía con el perfil de una de las víctimas a foros de encriptación
de virus, la conexión se producía desde IP que no le delataran. Cuando logramos
desencriptar el virus, detectamos la IP a la que el troyano envía la
información, y nos pone en la pista definitiva para la identificación y
posterior detención del delincuente. Y
aquí es cuando en la investigación se une, siempre hay un punto de conexión,
espacio virtual y espacio físico. Aplicando técnicas policiales llegamos hasta
el presunto delincuente. No nos cuadraba que aquella persona correspondiera al
perfil de tuenti que accedía a esos foros especializados y que programaba el
virus para hacerlo más infalible a los antivirus. Nos dimos cuenta que,
también, el perfil que utilizaba para esto era de una de las víctimas. En el
espacio físico, para determinados delitos, se utilizan “hombres de paja”,
personas cuya identidad es utilizada (de forma voluntaria o no) para ocultar
las actividades ilícitas de otras. O las “mulas”, personas cuya identidad es
utilizada para pequeñas transacciones económicas o portar droga garantizando el
anonimato de los componentes de la organización.
Con
esto, identificamos y detenemos al autor de los hechos. Se trataba de un
soldado profesional, con edad comprendida entre 25-30 años, soltero que vivía
con los padres, en situación de baja porque había sufrido un infarto de
corazón. Casi todas las víctimas eran otra ciudad distinta a la de residencia
del detenido. Se le imputaron los delitos de descubrimiento y revelación de
secretos, daños (en sistemas informáticos) y otros que añada la Autoridad
Judicial del estudio de las diligencias previas.
Pero,
no hay delito sin móvil. El detenido quería fastidiar, divertirse… una especie
de ciberbulling con trazas de grooming al estar las identidades suplantadas por
un mayor de edad. En definitiva, una motivación de dominación, de poder, como
las del espacio físico, pero en el virtual. Reconoce el detenido, y
verificamos, que no utilizó datos personales y de cuentas bancarias aunque
podía haberlo hecho; tenía total acceso a todo el contenido del ordenador por
el troyano. Con el virus, utilizó hábilmente una herramienta como las ganzúas
para abrir puertas en el espacio físico y las dejaba abiertas, entrando y
saliendo con total impunidad (¿Qué pasa con la intimidad?). Pero, se verdadera
finalidad era perfeccionar y evolucionar el virus, encriptarlo y difundirlo a
través de las perfiles de tuenti. Cuando algún antivirus lo detectaba,
estudiaba el motivo y lo modificaba. Todo esto, además de utilizar a los
usuarios como portadores del virus, como las “mulas” a que ya me he referido.
Con
éste y otros casos, hay evidencia empírica para afirmar que las nuevas
tecnologías han creado un espacio virtual en el que, en esencia, las relaciones
sociales operan igual que en el espacio físico. Han conseguido un efecto
catalizador y una ausencia de protección de los menores por la brecha
tecnológica. Propongo seguir las recomendaciones difundidas por distintos
organismos dirigidas a menores, padres, tutores, e instituciones oficiales
(seguridad, denunciar, involucrarse, ordenadores en zonas comunes, establecer
horarios, uso responsable de cámaras web, cuidad con el uso de imágenes,
supervisión, autoprotección). Todo, sin dejar de entender el fenómeno como
relación social, con sus condicionantes intergeneracionales (contraposición
adolescente/padres). Creo que una educación para la responsabilidad en el uso
de las nuevas tecnologías es más eficiente que una prohibición. Internet no
tiene fronteras, una persona sí: sus valores. Creo más en la confianza que en
el control. Muchas veces, son los propios menores los que quieren que se
instalen en sus equipos programas de control parental, para intentar
saltárselos. Buscan el reto, el placer de lo prohibido y este ímpetu,
precisamente, es lo que les hace más vulnerables. Con el paso del tiempo, la importancia del
espacio virtual crecerá con respecto al físico, la sensación subjetiva de
seguridad dependerá más valores interiorizados que de vehículos de policía
patrullando. Pero siempre, entre ambos espacios, existirá una relación de
interdependencia, y ahí estará la Guardia Civil.
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